lunes, 23 de junio de 2014

Y yo te buscaré…


 Es posible y deseable que Todos estén muertos sea una película de largo recorrido, de esas que no tienen un éxito masivo sino que se infiltran poco a poco hasta llegar a un público que, igual sin saberlo, va a ser especialmente receptivo.
Beatriz Sanchís debuta en el largometraje con una historia que hace equilibrios en la cuerda de la nostalgia con la poderosa imaginería de los años ochenta y la movida utilizando la música, la estética y creando un grupo, Groenlandia, que no por casualidad lleva el mismo nombre que el mítico título de Bernardo Bonnezzi (fallecido poco después de su creación) popularizado por Los Zombies. La canción Corazón Automático podría haber sido un hit de entonces y la historia de Lupe, interpretada con la dúctil fragilidad de alambre de Elena Anaya, remite a la de Ana Curra, vocalista de Parálisis Permanente que perdió a su novio en un accidente de coche por aquella época.
La película transcurre en unos años noventa que Beatriz Sanchís presenta con decadencia finisecular. Los ochenta son la década precedente pero ya empiezan a tener la aureola mítica que no dejará de crecer hasta la actualidad. Los protagonistas son Lupe, una estrella del pop rock de entonces en horas muy bajas, su madre y su hijo adolescente Pancho. Lupe se ha quedado atrás, varada en un momento de hace quince años, padece agorafobia y apenas tiene relación con Pancho para quien es poco más que una desconocida. Es la abuela la que le ha cuidado y tira de la familia pero ya no puede hacerlo más y debe lograr de algún modo que Lupe tome las riendas de su vida.
La directora introduce entonces de manera muy básica aunque original, un elemento fantástico logrando no sin dificultad que no chirríe: puesto que Lupe vive rodeada por los fantasmas de un pasado del que no logra salir, será el fantasma de Diego, su hermano muerto, el encargado de intentar enderezar la errática vida de la chica, no sin antes entender y aceptar unas cuantas cosas de la suya propia.

Si bien el resultado puede calificarse de irregular, Todos están muertos es una propuesta valiente y muy de agradecer. Una historia sobre la muerte y el ansia de trascendencia para sofocar el miedo. Habla de los fantasmas, del peso del pasado y la culpa y la imperiosa necesidad de buscar, buscar cómo amar y a quién y cómo ser amado; buscar siempre y por donde sea un camino para continuar hacia delante aunque echar la vista atrás sea inevitable.
Ana Álvarez

1 comentario:

  1. Querida Ana:
    Un poco tarde para comentarlo, pero no quería dejar de hacerlo, ya que me encanta cómo hablas de los 80 y de su imaginería; de Ana Curra y de Parálisis Permanente. Sitúas muy bien la acción. No he visto la película, aunque espero hacerlo en los próximos meses, puesto que en cartelera no me atrajo mucho, pero tus comentarios me hacen replanteármelo, aún considerándola irregular, porque es cierto que todos buscamos. Gracias.
    Un abrazo,
    Pilar

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