viernes, 25 de abril de 2014

El pasado (Le passé, Asghar Farhadi, 2013)



“Pídele perdón, pero mírale a los ojos mientras lo haces, que se note que lo sientes de verdad”, le exige Samir a su hijo de cinco años Fouad que se disculpa con Ahmad. 

Ahmad es el ex-marido iraní de la francesa Marie y viene a firmar su divorcio después de cuatro años de separación, ya que ella va a casarse con otro hombre, Samir. Marie tiene dos hijas, la adolescente Lucie y la pequeña Lea, de distintos padres - ninguno es Ahmad-, y Samir sería su tercer matrimonio, quien a su vez tiene un hijo pequeño, Fouad, cuya madre (esposa de Samir) se encuentra en coma por intento de suicidio. Toda esta maraña la vamos descubriendo y se va complicando conforme avanza el metraje de la película a través sobre todo de las preguntas de Ahmad – el último en llegar- que se convierte en el catalizador que obliga a todos a mirar la realidad y a buscar respuestas a las preguntas que no se han atrevido a hacer hasta ahora.

El guión de su director, Asghar Farhadi, es de ritmo pausado logrando mantener la tensión en el espectador, que odia y compadece a sus protagonistas por igual, protagonistas que van buscando culpables a sus problemas mientras ignoran su propia culpa. Vamos acompañando a esta particular familia poco a poco en cada escena, desenmarañando la trama en su difícil búsqueda de la felicidad, trama que se alarga un poco, quizá innecesariamente en el final. Una madre que no sabe vivir sola, una hija adolescente que no quiere otro padre, un padre del pasado al que sí quiere; el futuro padre, orgullo, verdad, mentira, perdón, emociones, incomunicación, silencios, el pasado que se empeña en volver, en definitiva, las relaciones humanas.

Farhadi gusta de trabajar con niños y ya nos lo demostró con la pre-adolescente de la estupenda “Nader y Simin, una separación”, donde también vemos a una familia en apuros. En este film, su primero realizado en Europa, no vemos los conflictos culturales de sus anteriores películas y sabemos que se desarrolla en Paris porque los actores lo mencionan, ya que al contrario de lo que suele ocurrir, aparece como una ciudad fea y sucia.

Todos los actores están excelentes, Bérénice Bejo (Marie) ganó el premio a mejor actriz en Cannes con este papel de muchas aristas, y quien parece nos va a sorprender mucho en el futuro; sus escenas con Ali Mosaffa (Ahmad) -pausado, con el genio justo en los momentos adecuados-, hacen saltar chispas; Tahar Rahim (Samir) con el semblante de un sufridor incapaz de tomar una decisión comparte escenas muy poderosas con Ahmad y ambos mantienen muy bien el tipo; o Pauline Burlet (Lucie) en su papel de adolescente perdida, pero me gustaría destacar  las escenas con el más pequeño, Fouad, un excelente Elyes Aguis que pone en un compromiso a todos los actores adultos a los que cuestiona.

En un mundo asolado por la incomunicación, a veces hablan mejor los silencios que las palabras y eso lo descubrimos al final de la cinta. 

Pilar Oncina

1 comentario:

  1. Muy buen texto, Pilar. Es una película que aún no he visto, pero Farhadi me parece un director fundamental y creo que en el arranque de tu crítica detallas muy bien su particular manera de hacer. ya sabes, no obstante, que soy un tío manías (o un Abuelo Cebolleta) y que siempre prefiero que en una crítica no se usen frases del tipo "(B.B.) quien parece nos va a sorprender mucho en el futuro", porque me parecen más propias del muy noble periodismo cinematográfico que del no menos noble (pero sí menos relajado) análisis fílmico. Por lo demás, es un texto muy sólido, elocuente y brillante.

    un abrazo,

    jordi

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