martes, 18 de marzo de 2014

‘Her’: oxitocinas, unos y ceros





Si algo produce desasosiego al ver ‘Her’, la última película de Spike Jonze, es la soledad inexorable a la que la tecnología y el estilo de vida actual abocan al ser humano. Lo que, en principio, debería ser un aliado para no perder el contacto con las personas más cercanas o, incluso, para conocer a otras tantas que no se mueven en nuestros ámbitos, puede acabar convirtiéndose en una especie de trampa, que nos aísla y nos recluye en nuestro mundo interior.




Y es en este punto, en un futuro indeterminado pero, suponemos, próximo, en el que Spike Jonze recrea su película. Una película que tiene más de profética que de ciencia-ficción. Thedore (un hípster Joaquín Phoenix) es un redactor de cartas que intenta sobreponerse a la soledad y la añoranza tras su ruptura sentimental con Catherine, su novia de toda la vida, que ocurrió hace apenas un año. La instalación de OS1, un sistema operativo artificialmente humano, en sus dispositivos, le descubre una nueva dimensión del amor. En Samantha (el nombre que adopta este software ‘encarnado’ en la sensualísima voz de Scarlett Johansson) Theodore encuentra a una amiga graciosa, divertida, ingeniosa, inteligente y sexy, a la que “contar cualquier cosa”. La incógnita es: ¿puede una relación intelectual ideal, pero diseñada con unos y ceros, convertirse en el amor verdadero?

Ganadora del Oscar al mejor guion original, en realidad el argumento de 'Her' no sorprende tanto por novedoso (cualquiera que haya visto la serie Black Mirror, en especial, el capítulo ‘Be right back’, coincidirá en que la idea no es del todo original) como por su calidad para llenar dos horas de metraje con las emociones, sentimientos y complejidades psicológicas y sociales a las que se enfrenta un solo personaje que, en realidad, representa a toda una sociedad hiperconectada.

El peso de toda la película recae sobre Theodore, posiblemente el mejor papel defendido hasta la fecha por Joaquin Phoenix, que durante años ha tenido que luchar contra el estigma de ser, ante todo, el hermano de un gran actor, River Phoenix, fallecido hace ya veinte años. Sus misivas, escritas a personas que no conoce, por encargo de sus clientes, descubren a una persona sensible, que encuentra en su trabajo esa habilidad para comunicarse que no supo cultivar en su propia vida (“Catherine está enfadada porque escondí mis sentimientos”, explica en una de sus conversaciones con Samantha). En un ejercicio de interpretación memorable, Joaquín Phoenix (que, en realidad, se llama Leaf, es decir, “Hoja”, un nombre bucólico, como el del resto de sus hermanos: River, Rain, Liberty y Summer) transmite la felicidad de sentirse acompañado en planos en los que le vemos sonreír solo ante una puesta de sol e interpreta la paradoja de experimentar deseo y emociones reales por una compañera que no está, que no toca, que no huele. Y que lo deja solo ante la cámara.

La estética visual y sonora (con la fotografía casi hipnótica de Hoyte Van Hoytema y Arcade Fire a la cabeza de su banda sonora original) crea esa atmósfera mística, a veces livianamente 'instagramer', en la que la oxitocina trasciende barreras físicas y éticas. En esta dimensión incorpórea, la música adquiere la categoría de lenguaje extrasensorial entre humanos y máquinas y protagoniza también algunos de los momentos potencialmente más emotivos de ‘Her’.

Sólo quince años separan esta relación de la que Meg Ryan y Tom Hanks mantuvieron a través de su correo electrónico a finales de los noventa en ‘Tienes un email’. Entonces aquello parecía algo casi rocambolesco, pero sólo hay que mirar a nuestro alrededor para comprobar que, entre otras cosas, hoy en día internet también es una suerte de Celestina moderna. ¿Quién puede garantizar que la historia de este Romeo y esta Julieta de la era digital retratada por Spike Jonze no sea sino la antesala del amor del siglo XXI? 


Algunas citas de Oscar: 

“El pasado es una historia que nos contamos a nosotros mismos”
“El amor es una locura socialmente aceptada”
“¿Son reales estos sentimientos o son solo programación?”
“Nuestra existencia es pasajera. Quiero permitirme la alegría”
"Siento que no voy a sentir nada nuevo, sólo versiones peores de lo que ya he sentido"
Samantha a Theodore: “El corazón no es como una caja. Cuanto más amas, más grande es. Somos diferentes”
Theodore a Catherine: “Me ayudaste a ser quien soy. Eres mi amiga hasta el final”.

Tamara Vázquez




5 comentarios:

  1. Hola Tamara.

    Me parece muy curiosa esta reflexión que haces y que creo que define perfectamente por qué me gustó esta película: "Si algo produce desasosiego al ver ‘Her’, la última película de Spike Jonze, es la soledad inexorable a la que la tecnología y el estilo de vida actual abocan al ser humano". Es muy interesante sacar esta conclusión de una película, que como tú bien indicas, no deja de hablar de una historia de amor. ¿Estar enamorado de una máquina implica necesariamente ser solitario? ¿Por qué es peor entablar una relación con un objeto inanimado que con una persona, si ese objeto te puede llenar más que un ser humano? Joder, acabo de escribir esta frase y me ha sonado terrible hasta a mí, pero a la vez me la creo, y creo que me pasó exactamente lo mismo al ver "Her". No llegué a entrar en ningun momento en ella pero, paradójicamente, la seguí con interés de principio a fin y me gustó mucho.

    En estos tiempos que corren, en la que todos levantamos la voz para recalcar que en el metro todo el mundo está mirando el móvil y que el ser humano está destinado a encerrarse en una cueva llena de aparatos electrónicos, yo agradezco mucho esta mirada de Spike Jonze. Me parece hastra transgresor defender que, haciendo una lista de pros y contras, quizás el ser humano acabaria derrotado si lo comparáramos con Internet.

    Por último, estoy de acuerdo contigo en que ya podemos decir que River Phoenix es el hermano de Joaquin y no al contrario. Eso sí, aunque creo que en "Her", hace una muy buena interpretación, yo me sigo quedando con otros papeles suyos como el de "The Master", "Two Lovers" o aquella exhibición andykaufmanniana que dio, instigado por Casey Affleck, en "I'm Still Here".

    Un abrazo.
    Aron.

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  2. Aron, leo esas frases que escribes y que te suenan terribles y me sorprendo porque... ¡yo llegué a la misma conclusión! :) De hecho, colgué esas mismas ideas junto con el post, pero me dio vergüenza y las borré. Luego añadí un link a mi blog personal, donde sí las he recogido. Pero volvió a darme vergüenza. Y otra vez borré el enlace. Ahora leo tu comentario y me veo en la obligación de tragarme el pudor y volver a ponerlo aquí, porque creo que sentimos exactamente lo mismo: http://nadaquecontarte.com/2014/03/18/her-oxitocinas-unos-y-ceros

    Respecto a tu último párrafo, una confesión: me queda muuuucho cine por ver. Así que seguramente tengas razón. De lo que yo he visto hasta ahora, el papel de Theodore Twombly es el que más me ha gustado de Joaquin Phoenix. El primero en el que creo que ha estado a la altura de su hermano. Y lo dice una que, con trece años, era fan incondicional de River Phoenix :)

    Gracias por tu comentario.

    Un abrazote,

    Tamara

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  3. Querida Tamara, por fin leo tu crítica y me ha gustado mucho, al igual que los acertados comentarios de Aron. Confieso que también sentí desasosiego y un poco de ansiedad al ver hacia dónde podríamos dirigirnos, o hacia dónde nos dirigimos ya, y esto lo dice una persona que vive sola y que ha experimentado un poco con las relaciones online (y por supuesto, Black Mirror y en especial el capítulo que comentas muestra todas estas situaciones a la perfección, me encantó esa serie!!). Me gusta mucho lo que dices de "transmite la felicidad de sentirse acompañado en planos en los que le vemos sonreír solo ante una puesta de sol e interpreta la paradoja de experimentar deseo y emociones reales por una compañera que no está, que no toca, que no huele", porque es verdad que uno se sonríe en esas circunstancias!
    Por último, me uno a los comentarios generales sobre el trabajo actoral de Joaquin Phoenix, al que siempre recuerdo sobre todo por "To die for".
    Abrazos,
    Pilar

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  4. Me ha gustado mucho la crítica, pero también esta conversación en los comentarios, que (creo) ahonda en la naturaleza bastante especial de lo que propone la película: la verdad es que la mirada de la película es ambivalente (ese plano final parece querer decirnos que los seres humanos tenemos que comunicarnos, en directo, entre nosotros; pero el conjunto de la película no muestra esa relación como algo patológico, sino como algo que todos podemos compartir y comprender: reduce la esencia del amor a una interacción entre dos voces: dos identidades que se complementan y crecen juntas).
    Respecto a Phoenix, te iba a decir lo mismo que te ha dicho Aron: esta película llega tras tres trabajos interpretativos ya soberbios, como los que él menciona.
    Es una muy buena crítica y entiendo que, tanto en lo que respecta a Phoenix como en lo que respecta al tema de la película, los referentes no son los mismos que yo mencionaría: antes que "Black Mirror" quizá no hubiese estado de más mencionar películas como "I Love You" de Ferreri, "Tamaño Natural" de Berlanga o "Lars y una chica de verdad", aunque en todas ellas el ensimismamiento y la alienación son factores determinantes: la compañera ni crece, ni interactúa, sino que es una proyección del deseo o del anhelo masculino y en "Her" se propone otra cosa. Eso sí, me ha gustado que trajeras a colación el referente inusual de "Tienes un e-mail": el mes que viene se estrena la triunfadora en Málaga, "100.000 km" que propone otro aspecto de todo este asunto (el Skype como instrumento mediador en una relación a distancia).
    Mis alumnos de la UCJC me hicieron reparar en la importancia de algo que mencionas: el trabajo de Theodore no tiene nada de futurista... es un escribidor de cartas como el protagonista de "El amor en los tiempos del cólera". Creo que es un detalle importante, que revela que el quid de la cuestión no está tanto en la tecnología, sino en la necesidad de ser humano de encontrar consuelos sentimentales cuando la cotidianidad (o la realidad) no son suficientes.

    un abrazo,

    jordi

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  5. Otra cosa. Me ha gustado mucho esto: "esa atmósfera mística, a veces livianamente 'instagramer', en la que la oxitocina trasciende barreras físicas y éticas"

    un abrazo,

    jordi

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