domingo, 8 de diciembre de 2013

Los juegos del hambre: en llamas (Francis Lawrence, 2013)




¿Es propio de los héroes añadir a su fuerza y sabiduría una enorme capacidad de sacrificio? Katniss Everdeen, heroína protagonista de la trilogía que adapta la novela superventas de Suzanne Collins, comienza su camino de sacrificio ya en la primera entrega, cuando se presenta voluntaria para salvar a su pequeña hermana de la lucha a muerte que tiene lugar una vez al año en los juegos entre los distritos de Panem, trasunto de los Estados Unidos.
Los juegos del hambre suponen una variación temática más del formato reality show, que sirve de motivo argumental a diferentes obras de ficción literaria o cinematográfica. En Perseguido (dirigida en 1987 por Paul Michael  Glaser y protagonizada por Arnold Schwarzenegger) se nos presentaba una sociedad distópica en la que los presos participaban en un concurso a muerte; en  la película Battle Royale (que adapta la novela del japonés Takami) los estudiantes de secundaria  se iban eliminando entre sí, y, además, cada joven contaba con un arma asignada, que los representaba; del mismo modo, Katniss −como Diana cazadora− es certera en el uso del arco.
No es esa la única huella de la mitología y de la cultura romana en la película. Los participantes-gladiadores desfilan en cuadrigas ante una multitud que parece ordenada en legiones en una de las escenas; simultáneamente, sus ropas desprenden llamas, para alborozo del público. En otro de los momentos de lucimiento de la protagonista, su  blanco vestido de novia se transforma en  un combativo vestido negro que recuerda a un ave, mediante la acción del fuego (esa proeza es posible gracias a su modisto,  el mismísimo Lenny Kravitz). Katniss, encarnada por Jennifer Lawrence,  siempre con su trenza de aire romano, se va convirtiendo en símbolo de esperanza para los oprimidos y hambrientos habitantes de los distritos.
Junto a Jennifer Lawrence (Winter´s bone, X-men: primera generación, El lado bueno de las cosas), destaca el papel del presidente Snow, interpretado por Donald Sutherland. Aferrado al poder, es capaz de ver la amenaza en que  ella se ha convertido. Resulta llamativo que el personaje −que simboliza  la fuerza del mal− sea mostrado leyendo plácidamente o conversando con su nieta. Se agradecen otras apariciones: la de Stanley Tucci, en el papel de presentador del evento, y  la de Philip Seymour Hoffman, el nuevo organizador de los juegos.
No obstante, a lo largo de las dos horas y cuarto que dura la película, los personajes se mantienen fieles a la premisa establecida desde el comienzo, evolucionan poco desde lo que ya se podía predecir: Katniss y algunos otros  siguen  sacrificándose, siempre para salvar a los demás. Ese aspecto los hace, posiblemente,  menos atractivos de lo que podrían haber llegado a ser, porque nunca dudan, ni tienen sentimientos encontrados. Los seguidores de Sinsajo, tercera novela de la saga, tendrán que esperar a la revolución, que nos contarán en la próxima entrega, en dos diferentes películas.




3 comentarios:

  1. Me encantan las referencias. Cuánto disfruté con Perseguido.




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  2. Se os ha olvidado firmar esta crítica. No he visto la película, pero sí que vi la primera entrega y me sorprende que, de repente, la saga de "Los juegos del hambre" se haya convertido en una propuesta tan interesante de una película a otra. Tengo la leve impresión de que esta crítica acaba siendo algo complaciente con la propuesta, pero quizá me equivoque.

    un abrazo,

    Jordi Costa

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  3. Hola, Jordi:
    Se me pasó firmarla. Es muy posible que tengas razón en lo que me dices, porque la película me resultó aburrida y no he sido capaz de analizar las causas...
    Un abrazo,
    Estela

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